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Mostrando las entradas etiquetadas como (DES)amor

COSA DE UN NOMBRE (Relato perteneciente al libro Habitación sin bombillas).

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 Disculpe, ¿tiene fuego? Soy un desastre, continuamente dejo el encendedor en algún sitio lejos de mis bolsillos, y eso que mi madre siempre decía que uno solo es un hombre cuando no depende de los demás ni para lo más insignificante. Con su permiso voy a sentarme a su lado. No le importa, ¿verdad? Sí, he sido yo quien le ha citado. Me gusta la gente directa. Aunque no lo crea, esa cualidad junto con la puntualidad dice mucho de la persona. Me llamo Rodrigo. Sospecho por esa mirada que usted ya lo sabe. Pero bueno. Entiendo que es uno de esos formalismos que se emplean para entrar en calor. De todas maneras no se preocupe. Ambos somos mayores para andarnos con ese tipo de falsos protocolos, por lo que intentaré evitarlo y, como usted ha hecho, también evitaré rodeos que nos alejen de lo importante.

INSTRUCCIONES PARA MORIR POR AMOR (Ganador del Relato Monegrino del Concurso de Relatos de Tierra de Monegros 2016)

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Levántate tarde. Es un sábado más de julio en el que de manera inusual libras. El restaurante donde trabajas está siendo reformado. Repasa mentalmente cuando fue el último fin de semana que tuviste para ti. No lo recordarás. No te preocupes, tampoco importa. Ponte en funcionamiento, pues ocasiones como esta se presentan muy rara vez. Coge el móvil y envía un par de wasaps a los dos amigos que todavía no se han ido de vacaciones. Luego comprueba que en casa no hay nadie más. Dúchate durante un buen rato y antes de desayunar líate un cigarrillo . Piensa que no hay nada como tomar un café con tostadas y hambre atrasada de siete perros. Mira el móvil. Ninguno te ha respondido. No le des importancia, ya lo harán. Termina de vestirte y échate ese desodorante que tanto anuncian en televisión. Eres demasiado joven para dejar correr la oportunidad de triunfar un fin de semana y aunque sabes que todo lo que dicen en publicidad es susceptible de ser falso, nadie ha realizado ning

PREGUNTAS QUE TE HARÁS CUANDO YA NO SIRVA DE NADA (Finalista del VI Certamen de Realtos Alberto Fernández Ballesteros)

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Toma la lista de preguntas que te hubiera hecho. No las contestes. Que sigan vivas por lo menos ellas.   Patricia Andrada. Estarás nervioso. Muy nervioso. Tan nervioso que no sabrás discernir si los nervios son fruto de que el instructor se haya anclado a tu cuerpo y el salto sea inminente, o si el motivo de esa angustia es que sospechas que algo se te escapa pero no sabes muy bien qué es ese algo. Muy lejos de esa disyuntiva tu cerebro seguirá barruntando. Hazlo sin miedo. Pregúntate:  ¿De qué conozco yo al tipo este? .

TRAS EL PORTAZO

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“El que calla, otorga” sentencio. Tras ello, salio rápido, pisando fuerte, y tras ella se quiso marchar la puerta, encontrándose con un fijo marco. El estruendo retumbo en sus oídos, y tras una pausa, él miro… miro hacia el armario y vislumbro una pronta fuga de ropa; miro hacia la coqueta y predijo una breve huida de fotografías; miro hacia la estantería y temió una rápida evaporación de libros. Solo después de repasar las distintas pertenencias compartidas fue consciente de que el cambio que más le costaría asumir, era el estado civil.

EL CONTESTADOR

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(Cuando oiga el pitido deje el mensaje-piii) Cariño, te espero en el restaurante cuando salgas del trabajo. Hasta luego. (…el pitido deje el mensaje-piii) Estoy preocupado, me han llamado del trabajo y me han dicho que no has ido, llámame en cuanto lo escuches. (…deje la señal-piii) No he pegado ojo, he ido a la policía y me han dicho que hasta que no pasen 24 horas no puedo hacer nada. Si estás bien dime algo. (Hola, soy Arturo, ahora no te puedo atender, dime- pii pii) Arturo, soy Laura, estoy bien pero no me apetece hablar. (…señal-piii) Laura… no sé… tú sabrás lo que haces… tienes tus cosas en la casa de tu madre. (…piii) Adiós.

JUEGO DE TITANES

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La noche le esperaba agazapada tras las montañas, mientras el muy obstinado se empeñaba en buscarla bajo del mar.

EL ÚLTIMO TREN

Son las doce horas, un minuto y quince segundos, parece gritarme el gran reloj de la terminal. Noto como la sinergia entre pulmones y corazón golpea las costillas. Me cruzo con el jefe de estación banderilla en mano. Con los pies en el andén, proyectado hasta el infinito, se confirman mis temores. El tren la ha secuestrado, y las vías cómplices se interponen en mi camino. Ya no hay espacio para la reconciliación. Derrotado dejo caer mis manos abiertas. La derecha libera un ramo de rosas blancas, sus preferidas. Lejos de echar a volar, golpean el suelo con rotundidad. Un segundo después, unas suaves manos envuelven mis ojos.

EL COMPLEJO (de) EDIPO

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El psicoanalista que frecuentaba me diagnosticó Complejo de Edipo. Afirmó que debía ponerle freno pues podría ser origen de fuertes conflictos familiares. Maté al Complejo, Edipo se escapó. Fue él quien mató a mi padre, pero el juez no me creyó. Finalmente dictó mi culpabilidad. Ahora desde la cárcel escribo, no para redimir mi culpa (que nunca tuve) si no para advertir: “¡cuidado padres del mundo! Edipo anda suelto.” SIEMPRE TIENE CABIDA EL HUMOR

CAUSA-EFECTO

Odiaba hacer el amor con la luz roja encendida escuchando el “Bolero de Ravel”. (Ella dejó de poner música). Odiaba hacer el amor con la luz roja encendida. (Ella la apagó) Odiaba hacer el amor. (Ella, abstinencia) Odiaba. (…)