CRÓNICA DE UN ASESINATO ANUNCIADO
Pep Ito Pérez recurriendo a las más sombrías amistades consigue tres gramos de cicuta; Xavier Bien Fresquita preparó con mucho mimo una sopa de fideos; Blanca Bayo Bravo espolvoreo la sustancia mortal sobre la pasta y finalmente Paco Merlo Grande se dispuso a servirlo a la señora Dolores Fuertes de Barriga.
Antes de que lo haga solo me queda advertir a los lectores que los nombres dados son completamente falsos intentando salvaguardar la identidad de los asesinos así como la dignidad del futuro cadáver. Y ahora, por favor dejen de leer que se les enfría la sopa.
Esta magnífica versión la descubrí en EL CUARTO VIRTUAL DE SIGRID
Antes de que lo haga solo me queda advertir a los lectores que los nombres dados son completamente falsos intentando salvaguardar la identidad de los asesinos así como la dignidad del futuro cadáver. Y ahora, por favor dejen de leer que se les enfría la sopa.
Esta magnífica versión la descubrí en EL CUARTO VIRTUAL DE SIGRID
Jeje, hasta llegar a la sopa no podía imaginar hacia dónde nos llevabas.
ResponderEliminarMe has hecho reir.
Un abrazo,
Para poco más daba el relato. Pero bueno, no hay mejor forma de recibir el frío invernal que con una buena sopa.
EliminarUna perta.
Entretenido e ingenioso, muy bien llevado.
ResponderEliminarpero como no soy la señora Ausencia de Prudencia, no prendo la sopa...
Un abrazo señor Cc.
Bien que haces, pues el final más claro no puede estar.
EliminarUna perta.
Vaya, qué discretamente nos envenenas... contigo hay que ir con cuidado, jaja.
ResponderEliminarAbrazos
Bienvenida Susana a esta casa. Ya ves, lo mío es la discreción, por lo que si tienes un secreto de los grandes, ya sabes a quien contárselo.
EliminarUna perta.
De esta forma es fácil captar victimas, pues uno se da cuenta que ha sido envenenado hasta tiempo después en que confiesas.
ResponderEliminarMe gustó el juego de palabras con los nombres.
Abrazos.
La verdad es que más que un asesinato en grupo es una invitación al suicidio.
EliminarLo de los nombres es un recurso propio de niños de 11 años (literalmente), pues resulta de la inspiración de algún que otro relato de mis chicos de sexto.
Una perta Nicolás.