EL LUGAR DONDE LOS MICRORRELATOS ENGORDAN
atraídos por la redondez de los alimentos y la viscosidad de las texturas hasta que los pies, agrandados por los lípido, revientan los zapatos, y la superlativa dimensión del vientre, lo convierte en una panza.
EL PEINE DEL ALEMÁN
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ESTE MICRORRELATO ESTÁ DULCEMENTE COBIJADO EN UNO DE
Cuando autoeditas un libro, siempre se ciñe sobre él (o eso creemos los que lo hacemos) una sombra amplia y extensa que suele cuestionar el valor literario de este. Conseguir que, sin tener editorial detrás, se interesen por él, y más cuando (como resultado) se le hace una reseña positiva resulta un buen espaldarazo para los desconfiados. Incluso para uno mismo. Aquí os dejo la reseña: RESEÑA DEL LIBRO HABITACIÓN SIN BOMBILLAS
El psicoanalista que frecuentaba me diagnosticó Complejo de Edipo. Afirmó que debía ponerle freno pues podría ser origen de fuertes conflictos familiares. Maté al Complejo, Edipo se escapó. Fue él quien mató a mi padre, pero el juez no me creyó. Finalmente dictó mi culpabilidad. Ahora desde la cárcel escribo, no para redimir mi culpa (que nunca tuve) si no para advertir: “¡cuidado padres del mundo! Edipo anda suelto.” SIEMPRE TIENE CABIDA EL HUMOR
Apoyo el dedo índice sobre la barriga del interruptor. Pulso. Miro al fluorescente de la cocina. No da señales de vida. Es una luz de encendido pausado, intermitente, pero si no arranca a la primera no se enciende. Me duele la cabeza. Suele pasarme los días de lluvia. Padezco jaquecas. Miro al techo. Pienso que se habrá fundido. A veces sucede. Doy tres pasos hacia atrás, dirección al pasillo. Estiro la mano, y aprieto el interruptor. Es una luz dura, de encendido inmediato. Permanece ausente, en silencio, sin llama. A falta de respuestas se encienden las alarmas. Recorre mi espalda un escalofrío que termina en la nuca. Llueve copiosamente fuera y a mi cabeza llegan imágenes del pasado.
Allí te he dejado un comentario. Un abrazo, Miguel.
ResponderEliminarAllí te he respondido. Una perta Miguelángel.
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