LA ENFERMEDAD
Al horror de la guerra se sumó la gran pandemia. Muchos la padecimos, pocos le pusieron freno. Yo lo intenté: atracando árboles frutales, todavía imberbes; sintetizando la vida de palomas, ratas, serpientes; haciendo de lo ajeno (lo dulce, lo salado, lo insípido) algo propio… Pese a los esfuerzos, mi piel seguía resbalando entre las costillas.
Cuando esa piel resbala por las costillas, la orografía de sus huesos nos envía un mensaje: guerras y enfermedad, van unidas. Muy dura la viviencia de este personaje que sobrevivía a duras penas con lo ajeno.
ResponderEliminarUn abrazo de Laura.
Supongo que como dice una amiga, siempre hay alguien tras de ti en la escalera.
ResponderEliminarAunque los suyo sería que no se diera lo uno ni lo otro.
Una perta Laura.