PLACERES ESPINOSOS


Él, que era un hombre selectivo, frotó la lisa cabeza redondeada de la tercera cerilla, contra la áspera superficie que, lateralmente, imprimía carácter a la diminuta caja. Luego acercó la pequeña llamarada al seco follaje, consiguiendo la propagación del fuego, al mismo tiempo que succionaba queriendo llenarse de humo. Pronto, su deseo se hizo realidad. Previamente el blanco elemento recorrió las paredes de la pipa empapándose de un aroma añejo, luego, en su boca, se volvió húmedo para deslizarse tobogán abajo hacía los pulmones, en los que entró bruscamente. Un esputo de sangre le alejó del evocador momento. La tos de después, pese a resultar predecible, le sorprendió, aunque no tanto como la irrupción airada del oncólogo.


al sol que más calienta

Comentarios

  1. Pues....con unos cuantos como este....me apunto a tu terapia para dejar lo que tantas veces he intentado. ....¿crees que lo conseguiré ...?.

    Me gusta tu viaje del humo pero me produce miedo el final. Siempre creo que mañana será el gran día, y nunca consigo que lo sea.

    BESOS.

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  2. Pues si mentalmente estas convencida, sólo falta dar el paso.

    Yo lo conseguí hace cuatro años, cuando pase de la primera calada manñanera, que solía ser después del cafe. Una semana dormitando y... "gualá", cinco años sin fumar. Ánimo, que es "mu fácil".

    Una perta.

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