APRENDIENDO IDIOMAS
Tras un curso rápido de francés, sentí la irremediable tentación de aprender el idioma a fondo. No lo dudé; hice las maletas; y emigré al país vecino. Entendí, metido en la vorágine de mi gran descubrimiento, porque se madruga tanto; disfruté entrando cada mañana en todos los establecimientos, derrochando cortesía (aunque no recuerdo haber realizado ninguna compra); y busque en periódicos, redes sociales y locales de encuentro, dilatar al máximo posible mi caudal afectivo, buscando amigos madrugadores de entre todos los posibles. Y todo este esfuerzo, toda esta dedicación para sentir como mi boca se hincha carnosa y cálida; como mi lengua palpita brusca en la cavidad; o como finalmente mis labios se proyectan hasta el infinito cada vez que digo con una lenta y sensual sofisticación: bonjour.
Pero qué bien suena tu Bonjour. Viajar al país vecino para aprender francés de madrugada, es una elección excelente para aprender el idioma. La delicadeza de esos labios para saludar poseen una fuerza sensual que hace finalizar la historia estupendamente. La versión del "buenas tardes" la espero entre tus próximas entradas. ;)
ResponderEliminarBesos desde mis palabras.
Date cuenta lo que hace uno por las pasiones, pero así es la vida y así la vive la gente apasionada. No sé si habrá segunda parte, pues no hablan muy bien de ellas.
EliminarUna perta.
Qué imaginación....
ResponderEliminarexcelente relato, inocente y entretenido.
jajaja me imagino madrugando por los mercados de Roma alargando mis labios hasta el infinito dicendo; buongiorno...
Abrazos cálidos señor Cc.
Gracias Genessis pero no es para tanto. La idea nació gracias al cortés saludo como "senderista" que intercambio con los franceses en los pirineos cuando por allí me dejo caer.
EliminarEl merito no es mío, es de su lengua.
Una perta.
Esa última frase es genial y arranca una sonrisa muy agradecida. Y es que cuando uno se apasiona por algo se convierte en un zombie de esa pasión hasta tal punto como tu personaje.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un abrazo.
Cierto es. Pero supongo que para eso vivimos, para disfrutar y degustar apasionadamente las cosas, de lo contrario estaríamos derrochando toda una vida, que suena demasiado caro ¿no?.
EliminarGracias Nicolás.
Una perta.