AQUEL SALUDO CORTÉS

En el piso de mis padres (un quinto), vivía el hijo de un vecino (del cuarto) que nunca me saludaba. Lo cierto es que cuando nos cruzábamos en las escaleras, yo por cortesía y educación (como acostumbro a hacer) le decía buenos días, intentando con el tiempo que la cordialidad de mi voz le animase a contestarme, mientras él tozudamente daba la callada por respuesta. Pese a mi constancia, y a todos los años en los que compartimos escalera, fue un reto imposible.

Ayer, tras mucho tiempo de destierro, fui a visitar a mis padres que siguen habitando el citado piso y me crucé con el vecino indomable. Antes de que me diera tiempo a saludarle, por cortesía y sin esperar respuesta, se anticipó y me dijo, luciendo una sonrisa de oreja a oreja: “buenos días”. Me quedé tan asombrado que en mi garganta se formó un nudo y éste impidió dar respuesta al primer paso conciliador que salió de su boca. Cuando dejamos atrás nuestras espaldas, noté un leve pinchazo por debajo del omóplato derecho y, tres pasos después, advertí con la mano contraria que se trataba de un puñal clavado en una de las costillas superiores. Afortunadamente (para mí) no fueron tan buenos como él se esperaba.


Comentarios

  1. Buenos días como estos no los quiero yo ni en sueños. Y es que a veces nos encerramos en propósitos que nos perjudican, como este.

    La sorpresa final muy buena.

    Abrazos.

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    1. La verdad es que como muchas historias hay que bucear en la realidad para pasar miedito.

      Pero no te asustes, al final tanto futurible tiene más de ficción que de vivido, o eso espero.

      Una perta gorda Nicolás.

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  2. Ya estaba disfrutando de una reconciliación casi navideña cuando sentí el pinchazo.
    ¡Buena puñalada!
    Un abrazo

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    1. Si es que el mundo de las reconciliaciones es demasiado complejo para que lo podamos asumir los adultos como adultos que somos.

      Lo cierto es que tanta sabiduría y madurez solo es posible en el mundo de los niños, y no de todos.

      Una perta gorda Nieves.

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  3. Una puñalada inesperada que nos deja boqueando y con necesidad de volver al principio para saber que nos hemos perdido, Cortacuentos.

    Buen micro, sí señor.

    Un abrazo y feliz año nuevo.

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    1. Gracias Pedro. Supongo que faltan datos que hagan más legible la sangre, aunque bueno, dejemos el misterio ahí, no se vaya a despertar el bicho.

      Una perta gorda y a comenzar bien el año.

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