E-V@CACIONES FAMILIARES

Tras el arbitraje ganó un buen pellizco… y en vez de esconderse, ahí estaba, collarín incluido apoyado en la barra del chiringuito playero… Mira que le dije: “no te dejes ver que hay inspectores de trabajo muy despiertos como mi amigo Manolo” y él bailando a ritmo de “Chi pego” mientras acercaba las caderas a esa rubia cuarentona, brazos levantados y mojito en mano. Sólo le faltaba desvelar su identidad y comentar a todo cristo la farsa de su baja laboral… Y volvería a defender al propio diablo, pero lo de mi hermano clamaba al cielo; y encima, tras mis consejos el muy cabrón me dijo “redáctame una cédula de observaciones, que estoy ocupado”. Vale que no me haga caso, pero choteos. Cuando respondiendo a los dos toques del índice giro el cuello y se topó con Manolo, sólo se le ocurrió acordarse de mamá.

Comentarios

  1. No, si es que hay gente que no las ve venir, y encima se creen los más listos. Con la que está cayendo y algunos ¡en el chiringuito haciendo alarde de sus collarines!.

    jaja...de verdad, que me he reído con tu micro, aunque lleve esa parte de "verdad" que duele por los que verdaderamente están enfermos.

    Besos desde mis palabras.

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    1. La verdad es que por lo menos en la ficción se puede hacer justicia, pues en la vida real vamos buenos si esperamos que la honradez tenga alguna recompensa.

      Pero bueno, lo mejor ante el panorama es reírse, dicen que suma años de vida y calidad.

      Una perta.

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  2. Un relato muy simpático y que encaja perfectamente las palabras requeridas en este concurso de abogados tan complicado. No le sobra ni le falta ninguna.

    Desconozco si tuvo éxito o no, pero yo como mínimo lo hubiese considerado finalista.

    Un abrazo.

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    1. La verdad es que no sé por qué pero es un concurso que se me resiste, y no me refiero a que reconozcan ese talento oculto (para el que tendrían que bucear demasiado)... es que me siento a pensar y no me sale nada. De hecho suelo terminar a los dos minutos viendo como la última de mis musas sale por la ventana y se pierde entre la ropa tendida del vecino.

      Muchas gracias de todas formas por esas palabras de ánimo.

      Una perta gorda.

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