UN TRABAJADOR EN LA SOMBRA
Antes de que amanezca, la niebla que lo ha acompañado durante toda la jornada se pliega sobre sí misma, como papel de regalo, mientras él camina solo por la avenida, algo encogido, arrastrando unos pies agotados tras los kilómetros recorridos. Su cuerpo todavía entumecido por la humedad de la noche, intenta estirazar con disimulo una musculatura contraída, mientras sus rudas manos, se desnudan al aire mostrando las heridas de siete marineros. Más resguardados, sus brazos cuan grúas, acosan a una camiseta que ahora se ha quedado pequeña. En su rostro, unas grandes ojeras crecen a la sombra de una mirada orgullosa, brillante, satisfecha del trabajo bien hecho, mientras en sus labios se esboza una sonrisa al cruzarse con los primeros trabajadores que sin saberlo inauguran su obra; las calles ya están puestas.
Me ha hecho mucha gracia ver cómo le has sacado jugo a una expresión tan popular, Cortacuentos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Gracias Pedro. Es lo que tiene lo popular, que tanto te sirve para un roto como para un "descosio".
EliminarUna perta.