DAÑOS (SIN)LATERALES
Ella con la falda negra, cargada de un luto infinito (aunque no tanto como su pena) se subía las bragas, que a la altura de las rodillas, ya arrastraban kilómetros de rabia y dolor. Mientras él, un joven soldado (de la quinta del chupete), abandonaba el cobertizo, subiendo la cremallera de un pantalón verde arbusto, sabedor de que la guerra civil encubriría sus necios y despreciables impulsos.
Sí, eso ocurre en las guerras encubren la forma de ejercer la violencia siempre a las mismas personas.
ResponderEliminarNo es un comentario muy allá pero este pega fuerte.
Besitos
Supongo que el hombre y la mujer comete atrocidades que en ocasiones se tapan por lo extendido de las mismas, por el respaldo del grupo o por la carencia de valentía para enfrentarse a este. Y tal vez, esas pequeñas atrocidades cotidianas, durante la guerra se maximizan hasta escandalizarnos. Tu comentario es tan valido como el microrrelato, al igual que mi reflexión es tan "allá" como la tuya.
EliminarGracias por comentar Ely.
Una perta gorda.
Luto por la muerte, y lo que es peor, luto también por la vida. Llega muy dentro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Demasiado dentro Miguel. Tanto que ni los seres más extremadamente empáticos podamos entender (perdona que me incluya). A veces es lo que hay, y la dura realidad de otros simplemente nos permite unir cuatro palabras y sentirnos por un instante afortunados.
EliminarUna perta.
Gran micro, Cortacuentos, que explora uno de los angulos más miserables de la condición humana.
ResponderEliminarMis aplausos.
Un abrazo.
La verdad es que lo miserable de la condición humana (de lo que ninguno escapamos) pese a que nos cueste aceptarlo, está tan presente como los buenos días, aunque el fácil extremo tocado, remueva más de un estomago al mismo tiempo que apagué más de una vida.
EliminarUna perta.
¡Uf! Es muy fuerte tu relato, igual que es muy fuerte la realidad que refleja. Me has dejado KO.
ResponderEliminarUn abrazo
Supongo que lo más fuerte no es el relato en sí, si no lo extendida que debe estar esta realidad en zonas conflictivas, y lo silenciosa que acampa en países desarrollados y en paz como el nuestro.
EliminarUna perta Nieves.
Triste realidad que como dices sigue ocurriendo en tantos lugares de esta maltrecha tierra nuestra.
ResponderEliminarUn abrazo!
Cierto es. De todas formas lo mejor, sin ir tan lejos, es indignarse con esas cotidianidades injustas que nos rodean, y poder tras el eventual cabreo sonreír, para con esa ducha de contrastes evitar que se nos gangrene la pierna, el pie, o cualquier apéndice menor.
EliminarUna perta.