EL CUENTO MENGUANTE


Emulando a los pájaros, el conejo sobrevoló el arbusto e intentó, como en otras ocasiones, sumergirse en la familiar negrura sin tocar suelo, pero se dio de bruces con varias vallas amarillas.

- ¿Quién las habrá puesto ahí?- Preguntó indignado con su voz chillona.- Ahí debía estar el gran agujero.


Como no hubo respuestas empezó a apartarlas una a una, ante la atónita mirada de la niña. Tras el arduo trabajo, se encontró la superficie tapiada y un llamativo letrero en cirílico. Dado que sus fantasías eran superiores a las trabas lingüísticas acertó a leer:

“RECORTES EN CULTURA HAN IMPEDIDO MANTENER EL AGUJERO”.

Miró a la muchacha con resignación y encogió los hombros. Alicia apenada se despertó de repente y sobresaltada notó el frío filo de unas enormes tijeras que suavemente acariciaba su blanquecino cuello.

Comentarios

  1. Me cachis en la mar, hasta los recortes le están afectando a Alicia y al conejo, esto ya es la caraba!!
    Muy bueno, ah y la tirita un puntazo.
    Besicos muchos

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    Respuestas
    1. Gracias por el comentario.

      Lo cierto es que cuando alguien se emociona no hay quien le pare. Lo de la tirita es fruto de la etiqueta "EN LA HERIDA", que como habrás observado forma parte de un conjunto de piezas retorcidas, que se pasean por las zonas "supurantes" de la realidad.

      Una perta.

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