LA FE Y LAS MONTAÑAS (No es mío, aunque me gustaría).
Al principio la Fe movía montañas sólo cuando era absolutamente necesario, con lo que el paisaje permanecía igual a sí mismo durante milenios. Pero cuando la Fe comenzó a propagarse y a la gente le pareció divertida la idea de mover montañas, éstas no hacían sino cambiar de sitio, y cada vez era más difícil encontrarlas en el lugar en que uno las había dejado la noche anterior; cosa que por supuesto creaba más dificultades que las que resolvía.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
La buena gente prefirió entonces abandonar la Fe y ahora las montañas permanecen por lo general en su sitio. Cuando en la carretera se produce un derrumbe bajo el cual mueren varios viajeros, es que alguien, muy lejano o inmediato, tuvo un ligerísimo atisbo de fe.
Relato del siempre genial AUGUSTO MONTERROSO.
¿Qué decir del genial Monterroso que no haya sido dicho, Cortacuentos?
ResponderEliminarRepetiré lo de siempre. A mí también me gustaría.
Un abrazo.
Hay escritores que nos ponen de acuerdo a todos. Por algo será, ¿no?
EliminarUna perta.
Me encanta este relato Cortacuentos, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
ME alegra Miguel. La verdad es que Monterroso es un microrrelatista de los grandes, pese a que la fama se la lleve el dinosaurio.
EliminarUna perta.
Una belleza y y no deja de decir una verdad bien cierta...
ResponderEliminarAbrazos Cc.
No sé si verdad o mentira, lo cierto es que tiene un sello de calidad incuestionable.
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