BORRANDO PESADAS HUELLAS
Óscar, aburrido por la tediosa clase de matemáticas, cogió una goma y se acercó sigilosamente a la bola del mundo, abandonada en una esquina del aula, mientras el resto seguía atento a la pizarra. Con disimulo, abrumado por lo que sospechaba era la Muralla China, empezó a borrar con la determinación de un niño. Cuando terminó, instintivamente reparó en una valla que separaba EEUU de su frontera con México repitiendo la jugada. Luego se acercó a Europa y liquidó lo que quedaba del muro que había separado Berlín en dos. Atraído por la sencillez con la que suprimía fronteras, siguió trazando líneas y acercando espacios hasta aproximarse a la geografía nacional: de un gomazo deshizo los Pirineos, el Miño, el puerto de la Lunada, Algeciras y otros muchos lugares que le sonaban. Al final, con la supresión de tantas fronteras, el mundo se había reducido en tres cuartos y Europa parecía una pequeña ciudad.
Cansado de tanto usar la goma, se asomó a la ventana y vio un colegio donde antes había un parque. ¡Un colegio! Extrañado, levantó la mirada y pudo ver ondeando en su fachada una bandera gallega. ¡Qué raro! Si estamos en Madrid. Otro niño sujeto a una goma seguía su mirada desde la ventana de enfrente. La curiosidad de ambos y una señal de complicidad les condujo al patio, donde con sus gomas terminaron con la última frontera que les separaba; una vieja verja verde. Luego hablaron y hablaron, y cuando sonó el timbre del recreo, mientras los niños jugaban al futbol y las niñas intercambiaban fotografías de ídolos para adolescentes, Óscar y Marcos, se dieron la mano y se perdieron por un horizonte mucho más cercano, sin fronteras (ni frontones) donde las antípodas parecían vecinas y las lunas no envidiaban tanto a los soles.

Bonita imagen que solo cabe en la mente de Oscar y Marco. Los grandes o los que tienen poder trazarían las frontarias con lineas de municiones...
ResponderEliminarAbrazos.
Supongo que es cuestión de intereses. Cuanto más adultos, más extraños son nuestros objetivos. Entiendo que a los niños solo les atrae jugar, de ahí la realidad contada.
EliminarUna perta.
Precioso relato posible tan solo en la imaginación y en las manos de unos niños. Bueno, posible sería si los mayores fueramosnormales y como niños. Me ha encantado.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Si es que conforme crecemos, vamos cargando de piedras la mochila y todo resulta más complicado.
EliminarMe alegra que te haya gustado.
Una perta gorda.
Gracias Diego por comentar, y bienvenido a este rincón de lo fantástico donde nada es lo que parece y todo parece lo que indica, pero no se indica nada por eso de seguir con el ciclo.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado.
Una perta.