ENTRESIJOS DE UN SUICIDIO
-A la cola, como todo el mundo.- Le dijo un hombre calvo, aparentemente enfadado.
- Pero si yo sólo quería tirarme por el puente.- Respondió con tono contrariado.
- ¿y?... ¿qué se cree usted, que el resto estamos curioseando?- Preguntó el primero mientras abría sus brazos y encogía los hombros.
Resignado, empezó a caminar hasta encontrar la base de la cola. Allí, tras un cuarto de hora de quietud, amenizado con el trasiego de familiares llorosos, mucha ambulancia y una tormenta de flases decidió desistir, pues aunque no le faltaban ganas, era mayor su impaciencia.
- Pero si yo sólo quería tirarme por el puente.- Respondió con tono contrariado.
- ¿y?... ¿qué se cree usted, que el resto estamos curioseando?- Preguntó el primero mientras abría sus brazos y encogía los hombros.
Resignado, empezó a caminar hasta encontrar la base de la cola. Allí, tras un cuarto de hora de quietud, amenizado con el trasiego de familiares llorosos, mucha ambulancia y una tormenta de flases decidió desistir, pues aunque no le faltaban ganas, era mayor su impaciencia.
¿Por qué siempre hay alguien que rompe la monotonía o el curso normal de las cosas?
ResponderEliminarIntrigante el relato, es decir, muy, muy bueno.
Saludos cordiales.
No sé. Tal vez sea cuestión de casualidades, o cuestión de pereza.
EliminarMe alegra que te haya gustado. Una perta gorda.