Ahí estaba, a tres centímetros del poderoso alfil, a punto de matar al rey blanco. Todo un honor para cualquier ficha, y mucho mayor teniendo en cuenta mi condición de peón. Era una decisión sencilla, solo tenía que dar un paso firme, y esa noche en la caja todos brindarían en mi nombre… incluso las torres que tenían por costumbre mostrarse distantes. De repente percibí la presión de los dedos índice y pulgar alrededor del cuello. Y con ellos volví a notar esa sensación de desprecio hacia los míos, tan extendida entre cuadrículas. Nunca se nos respetaba, ni en estos instantes cruciales en los que nos convertíamos en imprescindibles soldados de largo sable.
¡Qué calladito te lo tenías!, nada menos que 2º seleccionado. ¡Enhorabuena!. Es una buena historia para un hombre cuyos pies ...vuelan.
ResponderEliminarBesos.
Lo de no darle propaganda era para ocultar la enorme riqueza vinculado a ese premio hasta encontrar un paradero seguro en el que poder escribir sin temer secuestros u otros males.
EliminarMuchas gracias Laura, desde este escondido rincón.
Una perta.
Tiene su punto de humor... negro. Me gusta.
ResponderEliminarY estas selecciones son una palmadita en la espalda bien recibida, ayudan a seguir.
Besitos
Bienvenida a esta tu casa Elysa. Me alegra que te haya gustado, y la verdad es que aunque la etiqueta pueda resultar un poco espumosa (soberbia), siempre es un estímulo que personas ajenas a tus afectos aprecien la calidad de tus textos. Aunque en muchos casos es una lotería.
ResponderEliminarUna perta.