Dejó atrás todo, y ahora hace esculturas extrañas que vende a turistas despistados, y aprende trucos de magia que jamás muestra a nadie. Cree tener cosas que contar, reflexiones nunca dichas, nunca escritas, pero nadie quiere oírlo, ni a él le gusta hablar con gente. Antes, cuando era contable, cada día se parecía a otro día, y soñaba con vivir así, pero sin latas de comida y sin frío. Ahora es libre, o algo parecido, y no tiene que explicarse ante nadie, y come cuando quiere y hace lo que quiere. Pero, incluso ahora, cada día es igual al anterior. donde Jordi Cebrián dejó su huella
¡Qué calladito te lo tenías!, nada menos que 2º seleccionado. ¡Enhorabuena!. Es una buena historia para un hombre cuyos pies ...vuelan.
ResponderEliminarBesos.
Lo de no darle propaganda era para ocultar la enorme riqueza vinculado a ese premio hasta encontrar un paradero seguro en el que poder escribir sin temer secuestros u otros males.
EliminarMuchas gracias Laura, desde este escondido rincón.
Una perta.
Tiene su punto de humor... negro. Me gusta.
ResponderEliminarY estas selecciones son una palmadita en la espalda bien recibida, ayudan a seguir.
Besitos
Bienvenida a esta tu casa Elysa. Me alegra que te haya gustado, y la verdad es que aunque la etiqueta pueda resultar un poco espumosa (soberbia), siempre es un estímulo que personas ajenas a tus afectos aprecien la calidad de tus textos. Aunque en muchos casos es una lotería.
ResponderEliminarUna perta.