DE ACCIDENTES Y MILAGROS

Hasta chocarse con una pila de maderos no detuvo el coche; tras de sí la puerta de aluminio reventada, una vaca quebrada mugiendo en el prado y la alambrada tendida sobre el suelo, apuntando hacia donde yacía el vehículo. Pese a la aparente quietud del mismo, se abrió de repente una puerta que vomitó un hombre de paso serpenteante, con los mismos caminares que lucía tras abandonar la última cantina. Al otro lado de la finca se escuchó bajo una boina:” gracias a Dios el muy cabrón no se ha hecho nada”. Mientras el mencionado, milagrosamente en pie, se atusaba el alzacuellos.



Comentarios

  1. Protección divina y divina protección.

    Me has arrancado una buena sonrisa de tarde de miércoles, Cortacuentos.

    Un abrazo,

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Pedro. No hay nada como una buena sonrisa. Espero que caiga alguna más.

      Una perta.

      Eliminar
  2. Un microrrelato que dentro de la escena más o menos trágica me ha arrancado una sonrisa. Y es que no hay nada como observar un episodio dramático desde fuera como para reirse.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No te preocupes. En este caso el accidente quedó en poco, salvo para la vaca. Por lo demás... un cura y sus aficiones.

      Una perta.

      Eliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

ECOS DE UN LIBRO AUTOEDITADO

EL COMPLEJO (de) EDIPO

HABITACIÓN SIN BOMBILLAS (Relato que da nombre a un libro).