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HABITACIÓN SIN BOMBILLAS (LIBRO GRATIS)

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Acabo de autoeditar un libro. Y lo uno me lleva a lo otro: ¿Cuánto tiempo le lleva a alguien escribir un libro?, ¿cuánto dinero resulta razonable pagar por un libro? Y si el escritor solo vende diez ejemplares, ¿cuánto dinero habrá ganado tras ese ímprobo esfuerzo? Y en cuanto los lectores, ¿hay preguntas interesantes más allá del dinero? Para responder a esta pregunta he hecho un vídeo. Si alguien está interesado en adquirir un buen libro COMPLETAMENTE GRATIS puede seguir el link que hay bajo la portada. HABITACIÓN SIN BOMBILLAS

CATENACCIO (Segundo Premio en el XXXIV CONCURSO DE NARRATIVA CIUDAD DE ELDA)

13:55 Una de las pocas cosas positivas que tiene estar desempleado es recoger a los niños. La madre de Zaira, casi siempre, llega a menos cinco. Es extremadamente puntual. Tanto o más que guapa. Tal vez es más correcto decir que de las pocas cosas positivas que tiene recoger a los niños es la madre de Zaira. Es una isla pelirroja en medio de un mar de marujas y de gritos. “¿Qué tal tu mujer?”, me pregunta. Recuerdo la aguerrida defensa de Alfaro, siempre con el cuchillo entre los dientes. Y ella sonriente. Los tacos clavados en mi espinilla. “Bien, ya sabes”. Con los niños de la mano me despido. Balón a la grada. No tan bien como tú es el pensamiento que me acompaña. 14:41 “¿Otra vez huevos con patatas?” dice mi mujer metida en el cuerpo de mi pequeño. Imagino que mi hijo se la habrá escuchado en alguna discusión.

REFLEXIONES A PIE DE TABLERO (Accésit del XX Premio Internacional de Relato Breve Julio Cortázar)

Ahí estaba, a tres centímetros del poderoso alfil, a punto de matar al rey blanco. Todo un honor para cualquier ficha, y mucho mayor teniendo en cuenta mi condición de peón. Era una decisión sencilla, solo tenía que dar un paso firme, y esa noche en la caja todos brindarían en mi nombre… incluso las torres que tenían por costumbre mostrarse distantes. De repente percibí la presión de los dedos índice y pulgar alrededor del cuello. Y con ellos volví a notar esa sensación de desprecio hacia los míos, tan extendida entre cuadrículas. Nunca se nos respetaba, ni en estos instantes cruciales en los que nos convertíamos en imprescindibles soldados de largo sable.  

POLICÍA O "SECARIA (Segundo premio del I Concurso Internacional de Relatos Cortos Sobre la Violencia de Género de la Fundación Luz Casanova)

El cole me empieza a aburrir, siempre tenemos muchos deberes y cada vez jugamos menos, pero hoy la seño nos ha mandado una actividad   muy “guay”. Nos ha encargado para mañana que pensemos qué queremos ser de mayores. En el recreo algunas compañeras me han dicho que quieren ser princesas salvo Laura, Nuria y María que quieren ser maestras; Esther que quiere ser futbolista y Lola que va a trabajar en el circo como sus padres. Yo he estado a punto de decirles que ser princesa es lo peor del mundo, que no se crean que es todo como lo pintan en los cuentos, que los cuentos siempre mienten ¿o han visto algún dragón o algún duende con siete años?

DIEZ PASOS PARA ENCONTRAR LA FELICIDAD (Finalista del IV Certamen de Realtos Alberto Fernández Ballesteros)

PASO UNO: Acércate a la fachada de tu casa. Fíjate en la pared. Llevas cinco años pagando fielmente la hipoteca, y te quedan treinta por delante. Pese a ese esfuerzo titánico parece que tiene humedades. Saca las llaves y abre la puerta. Tener humedades pagando casi mil euros debiera estar prohibido.             Deja que un sentimiento de congoja te invada. “¿Qué sentido tiene tu vida?” No hallas respuesta. La casa está desordenada. Desde que se fue Leonor nada se parece a lo de antes. Dirígete a la cocina. Abre la bolsa y saca la pizza. Pon el horno a calentar. Abre el frigorífico y extrae una cerveza. “¿Qué estará haciendo Leonor?” Deja que te invada la duda. Tras dos cervezas y una llamada a tu madre, la pizza estará libre. Sácala con los guantes que compraste en la Teletienda y acude con ella en el carro transporta comida (que adquiriste en la cadena esa en la que tanto compras) al salón. Por el camino el robot aspir...

APUESTAS DE CIRCO

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Se dirigió a la jaula de los leones para demostrarle cuánto se equivocaba. Abrió la puerta e introdujo a veinte niños. Los felinos, sin embargo ignoraron por completo sus presencias y continuaron boquiabiertos mirando como, en lo alto de la carpa, el decimoséptimo paquidermo hacía equilibrio sobre esa fina tanza tan bien tejida por la araña. Mientras el público seguía embobado tarareando la pegadiza canción. Los leones entendieron que en ese lugar... CONTINÚA EN ...

CUENTA ATRÁS (No es mío, aunque me gustaría)

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Antes de que vuelva papá debo recoger mis juguetes, lavarme, peinarme y volver a vestirme con la ropa que me ha comprado. Va a venir toda la familia a verme, incluso mamá, dice que me iré con ella para siempre, que lo que papá le hizo no tiene perdón. Es verdad, cuando se enfada da miedo, pero a mí me gusta jugar con él. Oigo la cerradura. Es papá. Me meto de nuevo en la caja. Es un poco estrecha, pero como está forrada por dentro no es incómoda. Me quedo todo lo quieto que puedo, no vaya a pensar que no estoy muerto. Relato escrito por Fernando Martínez

DUELO DE LÁPICES

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Para amenizar mis cincuenta y tantos, dado que no soy de burdeles, ni de clubes de solteronas decidí engañar a mi mujer con una curvilinea muchacha colombiana. Tomé papel y lápiz y me puse manos a la obra. Mi mujer, escritora como yo, leyó por casualidad la citada noche de pasión, y con el despecho y la habilidad de saber como joder, esa noche se acostó en mi mismo papel con otro mucho más joven y guapo que yo. Ante tal osadía de llamarme cornudo sin rodeos, dolido por la maldad del acto más que por los seis orgasmos que le profirió el buen mozo, decidí de las infinitas posibilidades jugar con un trío de mujeres multiétnico (pues dicho sueño llevaba tiempo rondando mi cabeza). Supongo que cuando lo leyó le entraron los mil males, y lo de detallarme en el siguiente pasaje como se lo hizo con los del club de ajedrez (tan blanquitos, tan insulsos, tan poca cosa, tan como yo) resultó de lo más ruin que me podía haber imaginado. Por ello, dado que la sencillez siempre es más redonda, adver...

TABACO

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Su padre fue a por tabaco y no regresó. Su marido fue a por tabaco y no regresó. Su hijo fue a por tabaco. Cuando regresó la madre ya no estaba.

PÁNICO

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El otro día tuve la osadía de abrí un libro de terror. Las bisagras de sus tapas chirriaron como viejas puertas. Dentro me costó encontrar la luz, pero hubiera sido mejor no haberlo conseguido. Lo que allí vi fue espantoso, y las afiladas hojas resultaron peligrosísimas. Terminé de leer, con el corazón en un puño. Asustado constaté que este no era el mió, cerré las tapas con fuerza, fruto de la tensión, y la huella de mis dedos, ensangrentadas, quedaron grabadas como sellos. Una vez a salvo, note una mano en mi espalda. La paranoia se ha convertido en mi sombra.

SIEMPRE HAY UN ROTO

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El hombre, natural de Pamplona, acostumbraba a vestir como un señorito, siempre de traje y chaqueta, con ropa tan cara como estirada. Era una completa impostura, pues su familia, de posibles en el pasado, había perdido todo su patrimonio en inversiones arriesgadas. Está máscara, dada la inercia de su pose, no se la quitaba en público. Eso sí, nada más entrar en el caserío que todavía conservaban, abandonaba su fina estampa: colgaba el cuerpo de espalda ancha y hombros altivos, con cejas inquisidoras y se calzaba el pantalón vaquero roto por la entrepierna, y la camisa descosida a la altura del sobaco. Ni que decir tiene, que con dichas prendas se encorvaba la espalda y fruncía el ceño, encogiendo las cansadas cejas. De esta forma, no desgastaba ni el traje ni la percha.

EL EURO, EL VIOLINISTA Y EL TRANSEUNTE

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La moneda salió del bolsillo del pantalón prieto, vaquero de un desconocido. Desde el dedo gordo de este transeúnte, trampolín del gesto, de lo diminuto, se elevó varios centímetros y en el aire, tras un carpado, trazó cinco mortales y dos tirabuzones antes de caer sobre el tapiz. La recepción no fue limpia, entró en contacto con la felpa y dio tres botes para luego, de canto describir una circunferencia rodeando las cinco monedas que le habían precedido dentro de la protegida funda del violín. Finalmente fue cruz. El hombre, que sostenía el instrumento, miró al joven, con cara extrañada, casi amarga, frunciendo el ceño y torciendo los labios. Debió de pensar para sí mismo “hay urbanitas gilipollas”, pero esa impronta fruto de un microsegundo, no le impidió quedarse con el botín, pues él, hijo de marinero, sabía que “todo o que cae na rede e peixe”. Luego observó la funda, con las seis monedas sembradas en la superficie y deseó que crecieran pero, como supo que eso era una quimera, d...

TERREMOTO

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Por fin quietas, las dos dejaron de temblar. Ante el nuevo estado, un fugaz cosquilleo las recorrió en dirección ascendente. Exhaustas se estiraron, descubriendo la planta de los pies. Una brisilla primaveral se coló entre los dedos. Hacia el norte la planicie se mecía verticalmente cuan mar calmo; culpable, un corazón batiendo sus alas, como queriéndose abrir paso sobre su pecho. En el rostro reinaba una sonrisa. Mientras, él encendió un pitillo.

EL SISTEMA (No es mío, aunque me gustaría)

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Que programa la computadora que alarma al banquero que alerta al embajador que cena con el general que emplaza al presidente que intima al ministro que amenaza al director general que humilla al gerente que grita al jefe que prepotea al empleado que desprecia al obrero que maltrata a la mujer que golpea al hijo que patea al perro. DE EDUARDO GALEANO

LAS INDICACIONES

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Caminaba por la calle peatonal. La densidad de transeúntes era enorme y decidí salir en el primer cruce a la derecha. Cuando me tope con un conductor le pregunté por el camino más rápido para llegar al centro comercial. Me dijo que siguiera recto, hasta llegar al cartero, vestido de amarillo, luego torciera a la derecha, y me encontraría con un ciego; una vez allí lo más rápido sería coger la tercera en dirección al policía, girar de nuevo a la izquierda y seguir hasta encontrarme con una enorme casa roja. Desde ese punto, a escasos cincuenta metros norte encontraría los grandes almacenes. No fue así. Sospeche que habían derruido la casa.

PODERES FÁCTICOS

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Ni que decir tiene en los tiempos que corren de la información, sobreinformación y desinformación, que existe una acuciante corriente de pensamiento que aboga por el planteamiento, cuestionamiento, e intersección (verdad o mentira) sobre todo lo que se nos dice, muestra o enseña, intentando desenmascarar los poderes ocultos que mueven al títere. Es motivo de lamento y pena, que esta misma corriente, de por hecho noticias pasadas, y por ende no se cuestione por ejemplo y en primer lugar el mito de la Torre de Babel. Si bien es cierto que Dios como político es y era muy poderoso, y pese a que está de sobra demostrado la existencia de un castigo divino bajo la intención de multiplicar las lenguas como panes, no queda tan claro que fuera medida tomada ante la arrogancia humana, sino más bien una argucia de El Señor, presionado por el papel preponderante (en todo su quehacer) por un obispado que ya tenía el ojo puesto en reconvertir el negocio hacía la enseñanza de idiomas, quedando de e...

EL TIEMPO Y EL HOMBRE MADURO

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Un día el hombre maduro vio como el tiempo se posaba sobre su ventana, y aprovechando un despiste se abalanzó sobre él. Antes de que se diera cuenta tenía a ave cronos encerrado en la pequeña jaula de finos barrotes y suelo de latón que antes había sido de su jilguero y ahora parecía estar hecha a su medida. Aprovechando que el tiempo ni volaba, ni corría; el hombre maduro empezó a llevar una vida desenfrenada, abusando con buen criterio de todos los vicios, placeres y vicisitudes que llamaban a su mente, acoplando las nuevas costumbres a esa acomodada vida urbanita de la que hacía gala. Tal era el ajetreo del caballero, que no reparó en que cada vez el tiempo piaba con menos energía, e incluso se le veía más triste. Esas señales pasaron desapercibidas hasta que una noche cualquiera, mientras el hombre maduro cabalgaba a lomos de la luna, notó una punzada en el pecho, y su corazón se cayó sobre ese suelo de latón, en el que en algún momento había dormido el tiempo que ya no tenía.

ENTRESIJOS DE UN SUICIDIO

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-A la cola, como todo el mundo.- Le dijo un hombre calvo, aparentemente enfadado. - Pero si yo sólo quería tirarme por el puente.- Respondió con tono contrariado. - ¿y?... ¿qué se cree usted, que el resto estamos curioseando?- Preguntó el primero mientras abría sus brazos y encogía los hombros. Resignado, empezó a caminar hasta encontrar la base de la cola. Allí, tras un cuarto de hora de quietud, amenizado con el trasiego de familiares llorosos, mucha ambulancia y una tormenta de flases decidió desistir, pues aunque no le faltaban ganas, era mayor su impaciencia.

SOBREVUELOS

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Las ramas, pajas y demás objetos alargados y biodegradables, aprovechan la proximidad de la cigüeña para saltar del nido y encaramarse con gráciles movimientos al pico del animal, con el objetivo de regresar, si la sinergia entre vuelo y destino así lo quiere, a aquel lugar que fue su hogar.

DOS MÁS DOS NO SUMAN UN PSICOANÁLISIS

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Como bien sabe el célebre psicoanalista de Monterroso, el conejo es mucho más fuerte que el león, pero al contrario de lo que este mantiene, el conejo no elude el enfrentamiento por misericordia (reservada para los domingos o fiestas de guardar), sino porque sabe que haciéndose pasar por animal frágil y endeble (conducta muy actual), solo puede huir despavorido, mientras el león, torpe como es, con sus rugidos temerosos hace creer al resto de ingenuos animales de la selva, que no saben nada de psicoanalisis ni de Monterrosos, que es un tirano lleno de maldad, como cualquier otro cacique.